La mayoría de los aneurismas cerebrales no muestran
síntomas hasta que son muy grandes o estallan. Los aneurismas pequeños
que no cambian generalmente no tendrán síntomas, mientras que un
aneurisma más grande que crece constantemente puede comprimir nervios y
tejidos.
Los síntomas pueden comprender:
- Dolor por encima y detrás de los ojos.
- Entumecimiento.
- Debilidad o parálisis de un lado de la cara.
- Pupilas dilatadas y cambios en la visión.
- Una cefalea súbita intensa.
- Visión doble.
- Náuseas.
- Vómitos.
- Rigidez de la nuca o pérdida del conocimiento.
Algunas personas pueden
tener convulsiones, otros pueden perder el conocimiento brevemente o
entrar en un coma prolongado. Las personas que tiene la "peor cefalea,"
especialmente cuando está combinada con otros síntomas deben buscar
atención médica inmediata.
¿Quién está en riesgo?
Las
aneurismas cerebrales pueden producirse en cualquier persona, a cualquier
edad. Son más comunes en adultos que en niños y levemente más comunes
en las mujeres que los hombres. Las personas con ciertos trastornos
heredados también corren mayor riesgo.
Todos los aneurismas
cerebrales tienen potencial de ruptura y causan sangrado dentro del
cerebro. La incidencia informada de aneurisma roto es alrededor de 10
de cada 100,000 personas por año (cerca de 27,000 pacientes por año), comúnmente en las personas entre 30 y 60 años. Los
factores de riesgo posibles de ruptura son:
- hipertensión arterial.
- abuso de
alcohol.
- abuso de drogas (particularmente cocaína).
- y el cigarrillo.
- Además, el estado y tamaño del aneurisma afectan el riesgo de ruptura.
¿Cuáles son los peligros?
Las aneurismas pueden estallar y sangrar dentro del cerebro, causando complicaciones serias como el accidente cerebrovascular hemorrágico, daño nervioso permanente, o ambos. Una vez que estalla, el aneurisma puede estallar otra vez y volver a sangrar dentro del cerebro, pudiendo producirse aneurismas adicionales.
Las aneurismas pueden estallar y sangrar dentro del cerebro, causando complicaciones serias como el accidente cerebrovascular hemorrágico, daño nervioso permanente, o ambos. Una vez que estalla, el aneurisma puede estallar otra vez y volver a sangrar dentro del cerebro, pudiendo producirse aneurismas adicionales.
Comúnmente, la ruptura puede causar
una hemorragia subaracnoidea, el sangrado en el espacio entre el cráneo y
el cerebro.
Una complicación retardada pero seria de la hemorragia
subaracnoidea es la hidrocefalia, donde la acumulación excesiva de
líquido cefalorraquídeo en el cráneo dilata las vías del líquido
llamadas ventrículos que pueden hincharse y comprimir el tejido
cerebral.
Otra complicación retardada luego de la ruptura es el vasoespasmo, donde otros vasos sanguíneos cerebrales se contraen y limitan el flujo sanguíneo a áreas vitales del cerebro. Este flujo sanguíneo reducido puede causar un accidente cerebrovascular o daño tisular.
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